El cuerpo humano tiene la capacidad de regenerarse a sí mismo; los cristales trabajan con las energías sutiles o etéricas por lo que contribuyen a recuperar la salud como terapia complementaria o a armonizar los estados emocionales o mentales y liberar los pensamientos negativos acumulados.

“Los cristales tienen su propio lenguaje, por ello la interpretación de sus mensajes requiere una mente lúcida y un corazón abierto”.

La clave del poder oculto de las gemas, de sus propiedades curativas está en su composición mineral, su emisión del color, sus ondas geométricas.

Los cristales emiten una vibración constante y armónica.

El cristal en contacto con nuestro cuerpo emite una luz que afecta vibracionalmente a la luz que también emite el metabolismo de nuestro cuerpo. Dentro de la célula, hay una especie de energía que está hecha de luz y no solo de química.